Estoy constantemente asustada de la idea de que estoy desperdiciando mi vida. Porque la verdad es que lo estoy haciendo. Pero no puedo hacer otra cosa, ni siquiera puedo ser feliz. Intenté, intento pero no puedo. A veces pretendo ser feliz hasta creermelo, río y bromeo, pero cuando llega el tiempo en el que estoy completamente sola en cualquier lugar, me quiebro. Lloro dandome cuenta cuán frágil soy, tan sin-valor, tan fracaso. No sirvo para nada, o talvez sólo para decepcionar, a todos. A mí inclusive. Lloro dándome cuenta cuán sola estoy, lo solitaria que soy y que nadie nunca me va a amar. Porque soy fea y gorda, y no tengo nada amable, algo que pueda ser amado. Ni siquiera me gusto yo. No veo la razón por la cuál alguien me amaría. Además estoy tan hecha mierda por dentro que nadie nunca se daría la oportunidad de llegar a conocerme bien y saber por qué soy así. Nadie nunca lo hizo. Honestamente, ¿Quién quiere a una chica con cortes en la piel, tan desastre por dentro, tan triste y cansada? Exacto. Nadie. Pero es la única forma que tengo de liberarme, de tratar de callar las voces en mi cabeza, de expresar el odio que me tengo a mí misma. Lastimándome. Por más que me digan que ya pare, no es fácil. No es fácil controlar todos mis sentimientos. Y estoy segura que si alguien supiera lo que pasa por mi cabeza cuando me lastimo, los cortes,quemaduras y hemorragias significarían nada. Y sé que nadie me entiende, ni siquiera alguien se preocupó por saber si estoy bien, o si quiera por qué estoy tan mal. Por eso construí paredes a mí alrededor que me mantiene cerrada. Nadie se dignó por romperlas. Todos se marchan. Cuando pienso que puedo confiar en alguien, eventualmente se terminan yendo. Nadie es capaz de quererme tanto como para poder romper las paredes y salvarme de mí. Por eso ya no confío en nadie, tengo miedo de que si les muestro un poco de cómo soy se van a ir.
Publicado por
Macarena Sol