Ahí estaba. Otra vez. La tristeza habia pegado fuerte nuevamente en la noche. Todo se derrumbaba otra vez, como usualmente. La tristeza pega más fuerte en la noche, cada noche.No podía hacer nada. Sólo sufrir silenciosamente y esconder mis lágrimas. La ropa que me había puesto no combinaba, no combinaba conmigo. No encajaba. Me sentía mal, como siempre. Y seguí adelante. No se qué pasó pero cuando te vi, tuve la sensación de que habías revivido aquellos sentimientos, como si todavía te gustara. Sentí que tal ve, todavía tenias algun sentimiento escondido por mi, incluso aunque yo no lo tenía. Fue raro, pero de alguna forma te incitaba a que yo te gustara. Quería gustarte. Era esa revolucion en mi ser, esa urgencia de gustarle a alguien. De que a alguien le pareciera linda, aunque no lo fuera. Al final de la noche ya estaba cansada, recosté mi cuerpo en aquel sillón ubicado a tu par. Tomaste mi mano al compas de mis ojos cerrandose. Acariciabas mis dedos y me transmitías paz. Y amor, sí , amor. Sentí que alguien estaba ahí para mí. Hacía tanto tiempo no tenia una sensación así. Tuve la repentina urgencia de abrazarte. Tuve miedo y no lo hice. Sé que estás ahí. Aunque no me lo digas yo sé que algo te importo. Sentí que eras alguien en quien podía confiar, en quién podía poner mi cabeza apoyada en tus hombros y llorar. Vengo necesitando a alguien en quién poder llorar, alguien que me contenga desde que la tristeza se apoderó de mí. Esa necesidad no se fue y no se va a ir, hasta que alguien, realmente me demuestre que está para mí, que le importo.
Sola otra vez, sola sin compañía. Como siempre